ISLA MAYOR
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UTRERA
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En los límites del gran río de Andalucía, en la provincia de Sevilla, en su última fase de relleno se encuentran las marismas transformadas del Guadalquivir y el Espacio Natural de Doñana, una unidad territorial indisociable propia de la evolución del mundo de las aguas donde conviven espacios productivos destinados al cultivo del arroz con áreas protegidas. Más de 35.000 hectáreas vigiladas por la mirada de las aves. Se trata del entorno de los humedales protegidos de Doñana donde confluyen poblaciones que han desarrollado toda una forma de vida alrededor de las posibilidades que le ofrece este cultivo convertido en la actividad económica más importante para sus habitantes, dedicados al oficio de la agricultura desde hace décadas.
La mayor parte de los arrozales de Doñana están situados en los municipios de Isla Mayor, la Puebla del Río y Aznalcázar. Son grandes extensiones que destacan por la mecanización de las labores y su modernización, así mismo, su adaptación a los postulados que emanan de la Política Agraria Comunitaria, relacionados con la utilización de métodos agrarios sostenibles, determina que en este lugar predomine la producción integrada, un modelo de producción respetuoso con el medio ambiente que minimiza el uso de productos químicos, objetivo que se alcanzan mediante las denominadas Técnicas de Manejo Integrado. Este sistema agrícola tiene en cuenta la protección del medioambiente, ya citado anteriormente, la rentabilidad económica de las explotaciones y las exigencias sociales. En el arroz se siembran fundamentalmente variedades de tipo índico, seguidas de las variedades japónicas, ambas destacan por su rusticidad y su adaptabilidad a las condiciones edafoclimáticas. El sector arrocero origina una materia prima de elevada calidad, que destaca por el tipo, el modo de cultivar muy exigente, por la incorporación de las nuevas tecnologías y la aplicación de medidas compatibles con la conservación de los ecosistemas.
Unido a lo anterior, se encuentra la capacidad del arroz para generar otros productos y actividades lo cual determina su valor incalculable. En este sentido, este cultivo junto a su paisaje asociado es el resultado de la acción humana adaptado a las condiciones locales por las personas que viven de la tierra, aquellas que con su trabajo han modelado el rostro de este territorio en el cual identificamos numerosos rasgos que lo caracteriza y lo diferencia frente a los demás y que genera nuevas fuentes de inspiración en la literatura, el cine y la pintura creando otras oportunidades de desarrollo vinculadas a su patrimonio cultural en sus diferentes manifestaciones. Estas circunstancias han ido desarrollando los vínculos económicos, sociales, parentales, afectivos y simbólicos necesarios para dotar de una identidad propia a los que viven en esta región declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, los cuales caminan hacia la integración entre los procesos naturales, económicos y socioculturales.
El cultivo del arroz puede considerarse como el mejor adaptado a las condiciones físicas de los humedales y el más adecuado para conservar la diversidad biológica de estos sistemas seminaturales sin renunciar a su aprovechamiento por el hombre, pero los vínculos entre la agricultura y el medioambiente son complejos por ello el sector sigue investigando, mejorando las técnicas agrarias que ha configurado los paisajes y la cultura de estos pueblos ubicados en el entorno de Doñana.